lunes, 1 de marzo de 2010

Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales, Resumen

El texto comienza haciendo una breve aclaración acerca de la diferencia entre la sexualidad perversa y la normal. Caracterizándose la primera por la obtención de una única meta, que deja de lado la reproducción y en la cual sólo tiene primacía una pulsión parcial, las demás pasan a estar en segundo plano. Y en la segunda entran en juego todas las pulsiones parciales a la vez y la meta es la de la reproducción.

A lo largo del texto se hace una descripción de la sexualidad infantil, partiendo de la premisa que en la niñez ya existe una vida sexual. Freud plantea que las prácticas de la primera infancia aspiran al placer de órgano, llamando así a este placer como sexual.

Es desde la sexualidad infantil de donde parte la nominación de la sexualidad perversa y normal, pues las dos persiguen una meta única que es la de la ganancia de placer.

Freud menciona las etapas por la que atraviesa el niño, haciendo una descripción breve de cada una de ellas. La primera es la ganancia de placer, mediante el chupeteo, gracias a la zona erógena de la boca. La segunda es llamada pre-genital y es caracterizada por las pulsiones sádicas y anales, sinónimo de control y apoderamiento. Y la tercera es la etapa de latencia, en la cual se da satisfacción a la nutrición del niño por medio del pecho de su madre, el cual será el primer objeto que tendrá en su vida.

El niño hace una sustitución del primer objeto por un lugar del cuerpo propio, buscando así unificar los diferentes objetos de las pulsiones singulares, para llegar a uno único, que es la madre, como objeto de amor. Este nuevo objeto será el generador del complejo de Edipo, que aportará a la construcción del yo del varoncito, pues este da a la madre una satisfacción que a la vez recibe de ella. En la mujer, este complejo de Edipo, se vive de manera rivalizante, pues todo el tiempo tratará de conquistar a su padre, logrando así la sustitución de su madre.

El complejo de Edipo se vive de manera distinta cuando hay varios hermanos en un hogar, pues los niños posteriores al primero ocupan ahora el lugar del deseo y el primero queda desplazado totalmente. Algunos niños después de esto, suelen tomar como objeto de amor a sus hermanas y las niñas a sus hermanos y a las hermanitas pequeñas como sus bebes, fruto del deseo por el padre.

Partiendo de lo anterior se llega a la conclusión de que todas las estructuras clínicas son fruto de la vivencia en la niñez, la cual posee una intención en su esencia misma que puede ser satisfactoria o frustrante.

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